3 de octubre de 2012

Un tropezón no es caída

Cuando algo en la vida sale mal, ya sea una etapa, un día, un momento, decimos que desperdiciamos parte de nuestra vida ¿Por qué? ¿Por qué si las cosas no nos salieron como quisimos creemos desperdiciarlas? si mientras las vivimos todo era genial, perfecto, nada fallaba. Los finales no son siempre felices, eso suele pasar en un que otro cuento, pero tenemos que entender que esto es la vida real, nuestra vida no está plasmada en hojas, no tiene tapas, ni hadas, ni dibujos simpáticos, nuestras vidas son ciclotímicas, cuando tienen ganas las cosas salen bien y cuando no, todo es horrible. Si bien nos gustaría poder manejarla a nuestro gusto, todo perfecto, todo de sueños, sería aburrido, no conoceríamos las lágrimas, el odio, el rencor, la angustia, sentirse febril, violento.
¿Por qué la gente se mete con Dios cuando algo sale mal? Dios no tiene la culpa, todos tenemos el mismo inicio y mismo final, nacemos y morimos, nuestro destino es ser mortales, hay que aceptarlo, y además de mortales imperfectos, no es un defecto, yo creo que es una virtud, aprender de lo malo, aprender de nuestros errores. Por ahí dicen que un tropezón no es caída, pero la caída anteriormente fue llevada por un tropezón, y si te caés podés levantarte y seguir adelante sabiendo en que lugar podrías volver a caer, queda en vos volver a hacerlo.